domingo, 17 de agosto de 2008

Un gran cineasta: Luis Buñuel

Nombre real: Luís Buñuel Portolés.
Lugar de nacimiento: Calanda, Provincia de Teruel, Aragón, España.
Fecha de nacimiento: 22 de Febrero de 1900.
Fecha de fallecimiento: 29 de Julio de 1983.

A Luís Buñuel le gustaba jugar con la idea de que la casualidad fue la que lo trajo a México en 1946.
Exiliado en los Estados Unidos desde el triunfo del Franquismo en España, el realizador de “La edad de oro” (1930), trabajaba en el Museo de Arte Moderno de Nueva York como colaborador de un Comité de Propaganda antinazi destinado a los países de América Latina, Buñuel estaba apunto de adquirir la ciudadanía norteamericana cuando se vio sin trabajo, debido a la indiscreción cometida por su antiguo amigo Salvador Dalí.
En su libro “La vida secreta de Salvador Dalí", publicado en aquellos momentos, el pintor catalán calificaba a Buñuel de ateo. Un periodista de Motion Pictures Herald tomó esta declaración para atacar a Buñuel en un artículo en el cual se advertía sobre el peligro que significaba la presencia de tan escandaloso personaje en una institución tan prestigiada.
Sin dinero ni proyectos, Buñuel acudió a una cena en casa del cineasta René Clair en la que se encontró con Denis Tual, viuda del interprete de “Un perro Andaluz”, quien tenía el proyecto de producir en Francia una versión fílmica de “La casa de Bernarda Alba”, de García Lorca, y propuso a Buñuel que la dirigíese
Como la productora tenía que regresar a París, pasando por México, Buñuel la acompañó sin imaginarse que ese viaje suyo a un país latinoamericano cambiaría su vida para siempre. En una reunión, Buñuel conoció al escritor Fernando Benítez, entonces asistente del Secretario de Gobernación del régimen de Miguel Alemán. Conocedor de su obra, Benítez invitó a Buñuel a quedarse en México y le concertó una cita con el Ministro quien le reiteró la invitación.
Denis Tual lo había presentado con Oscar Danciger, un productor francés que había emigrado a México, huyendo de la persecución nazi. Aclimatado en la pujante industria de “La época de oro”, Danciger estaba preparando la producción de “Gran Casino” (1949), filme con el cual debutaría en México la gran estrella argentina Libertad Lamarque.
Esta cinta, primera dirigida por Buñuel en México, resultaría ser un enorme fracaso y la causante de que no volviera a dirigir en tres años.
A los 49 años, el realizador aragonés estaba a punto de olvidarse del cine, cuando el mismo Danciger le pidió que se hiciera cargo de la dirección de “El gran calavera” (1949), un vehículo comercial para el lucimiento del actor coahuilense Fernando Soler.
El éxito de esta comedia sin pretensiones, animó a Dacinger a aceptar el proyecto de “Los Olvidados” (1950), un filme más personal y arriesgado que levantó ámpula entre periodistas e intelectuales mexicanos, al mismo tiempo que consagró al cineasta en el panorama internacional.
Diversas biografías y estudios sobre la obra de Buñuel tienden a concentrarse en su esplendida etapa final y en sus primeros años de militancia surrealista, menospreciando la etapa mexicana de su filmografía.



Este periodo de la obra de Buñuel contiene, al menos, tres obras maestras y casi una docena de filmes más que importantes, también ha sido común afirmar que Buñuel no tuvo muchas oportunidades de hacer un “mejor cine” en países con más recursos económicos, pero es interesante señalar que durante su estancia en México realizó al menos cinco producciones con Francia, España y Estados Unidos, además de un filme producido totalmente en Francia.
Caminaba durante horas por los barrios de México, observaba detenidamente cada detalle y hablaba con la gente, disfrazando un poco su atuendo y su acento, finalmente se detenía en alguna calle, a la entrada de una mansión, una fábrica o una ciudad perdida y tomaba una foto que más delante se convertiría en el encuadre de una de sus películas. No había margen de error.
Otro lugar donde le gustaba trabajar a Buñuel era el Bosque de Chapultepec, donde filmó “Ensayo de un crimen” y “Robinson Crusoe”, entre otras cintas.
El director tenía también sus refugios favoritos para escribir sus guiones, como el balneario de San José Purúa, en Michoacán, y el Hotel “Las Hamacas”, en Acapulco, los cuales eran su obsesión.
En 1982, un año antes de su muerte, publicó sus memorias bajo el nombre de “Mi último suspiro”, donde decía que a él en realidad le hubiera gustado ser un gran escritor.
A pesar de que en sus años más gloriosos, Buñuel tuvo la oportunidad de trasladarse a otros sitios mejores para vivir, continuó siendo fiel a su modesta casa de la Colonia del Valle, en la ciudad de México, en la que vivió hasta los 83 años.
Hace poco tiempo, tras el fallecimiento de la viuda del cineasta, la familia Buñuel tomó la decisión de donar una gran cantidad de objetos personales de Don Luís al Estado español. Antes de su partida a Madrid, las fotografías, guiones, manuscritos y demás recuerdos del genial director fueron exhibidos en el Palacio de las Bellas Artes de la capital mexicana.
Los cinéfilos mexicanos recibimos de Buñuel un legado valioso: sus imágenes, las cuales nunca se podrán ir de nuestra ‘pantalla interior’, esas imágenes inolvidables al tiempo que efímeras, poseen la naturaleza que Luís Buñuel le atribuya a la libertad.

(COLABORÓ PARA USTEDES: Roberto Rocha Rodríguez. Integrante de APECAC)
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bardosaltillenseII@hotmail.com

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